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En estos momentos, quienes conviven con personas que padecen trastornos mentales como la depresión son un punto de apoyo fundamental. Infórmate sobre cómo abordar la situación con este documento elaborado en colaboración con la Dra. Marina Díaz Marsá, jefa de Psiquiatría del Hospital Clínico San Carlos de Madrid y presidenta de la Sociedad de Psiquiatría de Madrid.

Si el confinamiento y el aislamiento social no está resultando fácil para nadie, mucho menos para las personas que padecen trastornos mentales como la depresión, cuyos síntomas pueden verse agravados. Quienes conviven con ellas suponen un punto de apoyo fundamental y más en este caso, pero ¿cómo deben abordar la situación?  La Dra. Díaz Marsá, jefe de sección de Psiquiatría del Hospital Clínico San Carlos de Madrid, nos da algunas pautas para gestionar la convivencia y favorecer su recuperación.

Hay que tener en cuenta que, en estas circunstancias, las personas con depresión pueden sentir más miedo, incertidumbre, soledad e inseguridad que alguien que no la sufre. Por eso, en primer lugar, hay que ser especialmente tolerantes y aceptar que tengan momentos en los que se sientan mal y estén más apáticas.

“Por otro lado, es fundamental ayudarles a mantener una rutina diaria acompañándolos día a día, siendo flexibles y entendiendo que no siempre la podrán cumplir al cien por cien”, explica la Dra. Díaz. Esta rutina debería incluir el contacto con la gente, sea físicamente con las personas con las que convive, por teléfono o videollamada. “Es muy positivo que en esos momentos se les pregunte no solo por lo que han hecho durante la jornada, sino también por cómo se han sentido”, añade.

A parte de intentar seguir la rutina, deben fijarse pequeños objetivos para cumplir, como practicar un poco de deporte a diario o cualquier otra actividad que pueda resultar placentera. “Sin embargo, nunca se trata de exigir, sino de invitarlas a compartir estos momentos juntos para que, de esta manera, se sientan más motivadas”.

En el caso de las personas que están en tratamiento, hay que procurar que se mantenga la toma de medicación. Seguir una rutina y utilizar los espacios en común para recordarlo puede favorecer la adherencia al tratamiento. Si se agrava la sintomatología, pueden ponerse en contacto telefónicamente con el médico, aunque en los casos más graves, si el facultativo lo considera necesario, las consultas pueden hacerse presencialmente.

Por último, la Dra. Díaz recomienda que el cuidador busque espacios y momentos para desconectar y no se sienta culpable por ello. Y es que, para poder cuidar de los demás, también hay que cuidar de uno mismo.

Puedes descargarte la infografía aquí.

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