¿Tengo más riesgo de depresión si padezco una enfermedad crónica?
Padecer una enfermedad crónica como cáncer, diabetes, esclerosis múltiple, migraña crónica, ictus o EPOC, entre otras, aumenta el riesgo de padecer también depresión.
Siete de cada diez personas con enfermedades crónicas experimentan síntomas depresivos debido a su enfermedad, según un estudio de la Plataforma de Organizaciones de Pacientes. Entre esos síntomas se encuentran tristeza, fatiga, problemas de sueño y apatía. Y la depresión como tal está presente en casi la mitad de los casos.
Si te ves reflejado en esta situación, como puedes comprobar, no estás solo. Es una realidad frecuente para la que debes buscar ayuda médica, y el apoyo de asociaciones de pacientes con tu misma enfermedad quizá te pueda beneficiar.
Según los profesionales, ese impacto emocional se debe al avance de la enfermedad crónica y a la disminución de las relaciones sociales, entre otros factores. El hecho de no poder llevar la misma vida que antes de la enfermedad, la dificultad para concentrarse, trabajar o estudiar, hacer las tareas del hogar o para llevar una vida independiente son algunas de las principales limitaciones que experimentan quienes viven con una o varias enfermedades crónicas. También es común experimentar sentimientos y pensamientos negativos sobre la enfermedad crónica, como el aislamiento, irritabilidad con la familia o culpabilidad.
Los problemas emocionales suponen un empeoramiento de la propia enfermedad crónica, al atender menos a los síntomas o no tener ánimo para afrontar la enfermedad, descuidar la alimentación o abandonar el seguimiento médico necesario.
Sufrir una enfermedad física y depresión produce una menor percepción de salud, pero es que, tal y como aseguran los profesionales sanitarios, en estos casos se tiende a tener síntomas más graves de ambas enfermedades.
Y si hay un momento crítico a la hora de desarrollar depresión ese es el del diagnóstico de la enfermedad crónica. Como explica la médico de familia Silvia López Chamón, “ante esta difícil situación, es fundamental que generemos un clima tranquilo y de confianza, tanto en la primera consulta médica como en las sucesivas. También una actitud de escucha activa para que se puedan manifestar todas las dudas, temores, condicionantes, expectativas…, y facilitaremos que quienes acaban de recibir este diagnóstico puedan descubrir sus recursos y apoyos”.
Cuando uno recibe ese diagnóstico, los expertos coinciden al afirmar que es frecuente que aparezcan síntomas como insomnio, tristeza, llanto, aislamiento, soledad, miedo, pérdida de apetito…, lo que no significa, necesariamente, que se padezca depresión. Una cosa es la tristeza y otra, la depresión.
Sin embargo, es muy importante consultar con el médico de familia ante la presencia de estos síntomas, ya que podrá ayudarte a diferenciar si se trata de tristeza o de depresión. Y esa búsqueda de ayuda profesional debe realizarse, especialmente, cuando esa sintomatología se prolonga en el tiempo y cobra mayor intensidad, ya que la depresión es una enfermedad para la que existe tratamiento.
Si además de padecer una enfermedad crónica presentas también depresión, la Dra. López Chamón recomienda “dejarse ayudar, apoyarse en personas de confianza y descubrir las habilidades de superación”. El médico también tiene un papel, “ayudar al paciente a que conozca su enfermedad, la comorbilidad con depresión -aparición de otras enfermedades asociadas a la enfermedad principal- y los mejores tratamientos También identificar con él sus fortalezas para hacer frente a momentos de dudas y crisis, ya que su actitud es clave para el afrontamiento y la superación de momentos difíciles. Cuanto más conocemos, más se desvanecen los temores al respecto”, afirma la doctora.
Pandemia, enfermedades crónicas y depresión
Además, la situación producida por la pandemia de COVID-19 ha empeorado la salud mental de las personas que viven con enfermedades crónicas, añadiendo nuevos factores de impacto negativo y agravándolos. Casi seis de cada diez afirman sentirse muy tristes o deprimidos. ¿Es tu caso?
En situaciones de crisis como la actual, las personas con enfermedades crónicas necesitan seguridad, tener la percepción de control de su enfermedad, que su autocuidado sea eficiente y que puedan mantener sus hábitos de vida saludables, destacan los especialistas. Al mismo tiempo, recomiendan un afrontamiento resiliente, aprender a adaptarse a la nueva realidad y superar situaciones adversas, contar con información transparente y veraz de organismos oficiales y mantener contacto con los profesionales sanitarios.
Para la Dra. López Chamón, “la pandemia ha propiciado circunstancias muy desfavorables. Se ha generado una desesperanza colectiva que hemos de revertir y afrontar entre todos. Los médicos de familia tenemos la ventaja de conocer a nuestros pacientes, podemos hacer aquello que caracteriza nuestro trabajo: prevenir e identificar situaciones de riesgo, identificar sus necesidades para mejorar su salud y prevenir la enfermedad, pautar el tratamiento adecuado y procurar seguimiento. Ofrecer confianza, seguridad y optimizar recursos para estabilizar la enfermedad crónica y facilitar la recuperación de su equilibrio emocional”.
Quienes padecen enfermedades crónicas aseguran que “nos ha cambiado el ritmo de vida, la vida social”, algo de lo que todos hemos cobrado conciencia durante la pandemia. Nos ponemos en tu piel, podemos ponernos porque, ahora sí, sabemos a lo que te enfrentas. #DeLaDepresiónSeSale.
Fuentes consultadas:
- Estudio sobre el impacto emocional de la enfermedad crónica. Plataforma de Organizaciones de Pacientes.
Referencias
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#RethinkDepression #VivirConDepresión