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¿Sentirse solo puede llevar a la depresión?

 

Estar solo no es lo mismo que sentirse solo, pero es probable que tanto tú como yo nos hayamos sentido así en algún momento de nuestras vidas. Es algo normal, pero si ese sentimiento de soledad no deseada se prolonga en el tiempo puede afectar a tu salud, aumentando el riesgo de depresión. Este artículo, que cuenta con la colaboración del Dr. José Manuel Montes, Jefe de Sección de Psiquiatría del Hospital Universitario Ramón y Cajal, te ayudará a identificar la soledad no buscada, con el fin de que puedas contar con ayuda para superarla, ya que se trata de uno de los principales factores de riesgo modificables de depresión.

Si experimentas la sensación de falta de compañía o te sientes excluido y aislado de los demás, independientemente de la cantidad de contactos sociales que tengas, es posible que estés ante la soledad no deseada. El aislamiento social, por otro lado, es la falta de conexiones sociales, y no es lo mismo que la soledad. El aislamiento social puede causar soledad en algunas personas y no en otras, mientras que hay quien puede sentirse solo sin estar socialmente aislado.

“El concepto de soledad es subjetivo. Lo importante es entender por qué una persona se siente sola, incluso estando rodeada de gente y conviviendo en familia. Puede ser porque se sienta incomprendida o sin que le presten la debida atención”, asegura el Dr. Montes, quien recuerda que “el ser humano es un animal social. Todos necesitamos nuestra dosis de interacción social, pero hay que entender que las relaciones sociales deben ser adecuadas y en su justa medida, y deben centrarse en nuestros intereses y gustos individuales”.

Calificada como el “asesino silencioso”, la soledad no deseada es un factor de riesgo para la salud física y mental, que pasa a menudo inadvertido. Experimentada de forma permanente, tiene un impacto negativo en la salud física y emocional de las personas, llegando a ser un factor de riesgo para el desarrollo de trastornos depresivos. “Además, esa soledad no deseada puede agravar todavía más los cuadros de depresión existentes”, señala el Dr. Montes.

Si bien es más frecuente experimentarla ante determinadas etapas vitales, como la viudedad, cuando los hijos se van de casa o en los divorcios y separaciones, también lo es entre dos grupos de edad: mayores y jóvenes.

  • Los primeros, al estar influida por la pérdida de vínculos, el deterioro de la salud, el aislamiento y el miedo al futuro.
  • Los segundos, por la inestabilidad que producen las experiencias de pérdida y la búsqueda de la identidad, así como por la influencia de las redes sociales.

Como explica el Dr. Montes, “los jóvenes tienen muchas posibilidades de interacción social, pero están muy sujetos a la presión de las redes sociales donde siempre va a haber gente que parece que se relaciona más, que cuenta con más seguidores, y pueden experimentar esa sensación subjetiva de soledad, que no es real en la mayoría de los casos, sino una percepción inadecuada del sentimiento de soledad. En los ancianos, en cambio y, en general, se da una soledad real, ya que se produce una pérdida de amistades, de familiares, la imposibilidad de seguir desarrollando sus hobbies, su trabajo tras la jubilación e, incluso, una pérdida de su funcionalidad”.

Un reciente estudio español, llevado a cabo por investigadores del Parc Sanitari Sant Joan de Déu, ha concluido que la soledad aumenta hasta cinco veces las probabilidades de sufrir una depresión, pero también que se trata de un factor que podemos modificar. Para ello, es esencial estar alerta a algunas señales.

 

Principales signos de la soledad no deseada

Aunque cada persona puede experimentar la soledad de distinta manera, si presentas de forma constante algunos de estos signos es probable que estés ante ella:

  • Incapacidad de conectar íntimamente con otras personas. La relación e interacción con tus amigos y familiares se queda en la superficie y no te satisface.
  • Careces de amigos cercanos o “mejores” amigos. Tus amigos son eventuales o tan solo conocidos. Sientes que nadie “te entiende” realmente.
  • Gran sentimiento de aislamiento, independientemente de dónde y con quién estés. Ya sea en una fiesta con mucha gente, en el trabajo, transporte público o en la calle, te sientes aislado, separado, desconectado, distanciado y solo.
  • Sentimientos negativos de duda y falta de autoestima.
  • Pasas inadvertido cuando intentas conectar o comunicarte con alguien y no eres correspondido.

La soledad puede acompañarse, además, de sentimientos profundos de inseguridad, baja autoestima o ansiedad social[i], mientras que los sentimientos prolongados de soledad y aislamiento social pueden reducir las destrezas cognitivas, como la concentración, toma de decisiones, solución de problemas e incluso la capacidad de cambiar los pensamientos negativos, lo que puede llevar a la depresión[ii].

 

Otros factores desencadenantes de depresión

En la depresión intervienen múltiples factores biológicos, psicológicos y sociales.

Entre los sociales o ambientales, además de la soledad, hay otros factores de riesgo sobre los que podemos actuar, como son “el estrés -tanto externo como el que nosotros mismos nos imponemos-, los hábitos de vida saludable, donde no tenga cabida el consumo de sustancias que, además, es una tendencia natural en el aislamiento social y lo favorece, o el hecho de repartir nuestra actividad diaria de forma adecuada para que, junto al trabajo, haya espacio para las relaciones sociales y tiempo libre para el desarrollo de actividades personales”, explica el Dr. Montes.

Personas mayores, jóvenes y adolescentes son colectivos a los que prestar especial atención a la hora de detectar una posible soledad no deseada, pero nadie está a salvo de sufrirla. Abramos los ojos y seamos sensibles a esta realidad, ya que la soledad se puede prevenir y abordar para limitar su impacto sobre nuestra salud. #DeLaDepresiónSeSale.

 

 

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[i] Loneliness and Depression: What’s the Connection?, Healthline, 2 de julio de 2020. https://www.healthline.com/health/loneliness-and-depression

[ii] How Social Isolation Affects the Brain, The Scientist, agosto del 2020, https://www.the-scientist.com/features/how-social-isolation-affects-the-brain-67701

Referencias

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