Es posible que hayas oído que la depresión es una enfermedad crónica y recurrente. Así se la considera porque las recaídas son frecuentes, lo que no quiere decir que sea incurable ni que esté presente durante toda la vida. Si la padeces, tanto tú como tu familia debéis saber que las recaídas son la norma más que la excepción. En este artículo, el doctor Guillermo Lahera, jefe de sección de Psiquiatría en el Hospital Universitario Príncipe de Asturias, ofrece información para identificar los primeros síntomas que pueden alertar de una recaída, y cómo tratar de reducirlas.

Quienes han sufrido un episodio depresivo tienen mayor probabilidad de experimentar un segundo, y ese riesgo va aumentando a medida que se suceden distintos episodios. Por tanto, “la depresión no puede ser contemplada como un hecho aislado, sino como una enfermedad crónica y recurrente, por lo que es importante conocer los factores de riesgo y de protección para reducir, en la medida de lo posible, la posibilidad de recaída”, explica el Dr. Lahera.
Entre los factores protectores que pueden contribuir a prevenir las recaídas se encuentran:
- Mantener relaciones sociales
- La práctica de ejercicio regular al aire libre
- No consumir alcohol ni otros tóxicos
- Practicar la meditación
- Cuidar la alimentación y los hábitos de sueño
- Mantener el tratamiento preventivo prescrito, ya sea farmacológico o psicoterapéutico.
Cómo reconocer los síntomas precoces de recaída
Aunque cada persona puede experimentar algunos síntomas muy personales que aparecen al principio de cada recaída, en general, los más frecuentes son:
- Un ligero empeoramiento anímico
- Cambios en los ritmos biológicos, por ejemplo, del sueño, con la aparición de insomnio, o la pérdida de apetito importante
- Falta de energía
- Ausencia de deseo sexual
- Ansiedad
Reducir las recaídas sigue siendo un reto en el tratamiento de la depresión. “En general, el objetivo del tratamiento antidepresivo pasa por recuperar la funcionalidad, para que se puedan desempeñar las tareas del día a día como se hacía antes de la enfermedad, y prevenir recaídas”, afirma el Dr. Lahera.
Por ello, es muy importante prestar atención a la presencia de síntomas residuales, que son aquellos que permanecen tras la mejoría, y que siguen limitando la actividad habitual. Se suelen manifestar como dificultades cognitivas (falta de atención o de memoria) o como síntomas somáticos (insomnio o pérdida de apetito sexual).
¿Se pueden, entonces, reducir las recaídas? La respuesta es sí. “Afortunadamente tenemos herramientas. Básicamente hay dos de mucha utilidad. Una es el tratamiento farmacológico que, mantenido en el tiempo, previene las recaídas, reduciendo la probabilidad de aparición. Y el segundo gran pilar para evitar recaídas es la psicoeducación, que permite formar e informar bien a quien padece depresión sobre la enfermedad y sus síntomas iniciales, y a manejar el estrés de una manera mejor para que no actúe como desencadenante de un episodio depresivo”, afirma el Dr. Lahera.
La completa recuperación de la depresión es posible, en la mayoría de los casos, para lo que “hay que actuar con determinación y confianza para perseguir ese objetivo de la recuperación funcional, lo que exige un tratamiento integral y a todos los niveles”.
Tener depresión no es tu culpa. Sufrir una recaída, tampoco. Forma parte de la propia enfermedad. Sin embargo, puedes contar con recursos para identificar a tiempo un empeoramiento o un nuevo episodio, que te permitan ponerte en manos de profesionales lo antes posible. Si deseas ampliar tu conocimiento de la enfermedad, puedes consultar la Guía interactiva “En 30 preguntas”, elaborada junto a profesionales de la salud mental como el Dr. Guillermo Lahera. #DeLaDepresiónSeSale.
Referencias
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